DE LA LEY A LA LEY (2)
Circunscribir las
soluciones a un conflicto político en términos del cumplimiento estricto de la
ley puede parecer, a simple vista, una obviedad. Y no lo es en ningún sentido.
Que las leyes deban
cumplirse, es una cosa. Que no pueda actuarse lícitamente en un sentido
distinto al que la ley determina, es otra. Y no me refiero sólo al hecho de que
las leyes se interpretan y que se integran a partir de principios generales del
derecho. Me refiero a que en la base de la evolución social de los pueblos se
encuentra, entre otros elementos, la de sus propias leyes.
Argumentar que la
consulta catalana no puede celebrarse porque la ley no lo permite, o que no
pueda plantearse una nueva forma de estado en España porque la Constitución ya
establece una determinada es actuar, a todas luces, de forma contraria a la
propia Constitución.
¿Quién ha dicho que no
puede modificarse la Constitución? ¿Qué extraño encantamiento ha petrificado
nuestra Carta Magna?
Más allá de la
contundente constatación de que la propia Constitución dedica un Título
completo, el Décimo concretamente, al mecanismo de reforma constitucional, la
posibilidad de modificar la ley es consustancial a la propia ley.
En 1976 Torcuato
Fernández Miranda, Presidente de las Cortes entonces, definió este proceso de
manera magistral para referirse al harakiri político que supuso la aprobación
de la Ley Para la Reforma Política y la consiguiente derogación de las Leyes
Fundamentales del Reino y de los Principios Fundamentales del Movimiento: “De
la ley a la ley a través de la ley”. No tuvieron más (ni menos) que aplicar el
propio mecanismo que estas normas establecían para su reforma para convertirlas
en una nueva ley que serviría de fundamento a la instauración del sistema
democrático español.
La reforma
constitucional es, no sólo posible, sino necesaria para su propia supervivencia.
Las leyes deben, para ser útiles a su fin, evolucionar con la sociedad para la
que se dictan.
¿Qué sería de una
sociedad que no evolucionase? ¿Y de una sociedad que no permitiese que
evolucionasen sus leyes de acuerdo a su propia realidad?
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