EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA Y LOS DERECHOS HUMANOS (II)

El Tribunal Supremo ha confirmado la imposibilidad de objetar a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. En sentencia del pasado día 28, el Supremo valida el contenido de la asignatura, devolviendo su estudio a la situación de normalidad de la que nunca debió salir.

Atrás quedan tres años de acoso y derribo, político, por parte de organizaciones conservadoras auspiciadas por el Partido Popular y la Conferencia Episcopal, que introdujeron en el sistema educativo una falsa y artificial polémica que, finalmente, se ha demostrado estéril: no olvidemos que, de manera especialmente irresponsable, el gobierno de Esperanza Aguirre envió una circular a los centros educativos para que ofrecieran aprobar la asignatura sin ir a clase y con un trabajo que no trataba todo el temario y que el de Francisco Camps, en la Comunidad Valenciana, publicó una orden que ofrecía la opción de aprobar la materia con un trabajo y sin estudiar todo el temario, exigiendo además a sus profesores que la impartieran en inglés.

Con la sentencia del Supremo ya no caben excusas, hay que impartir con normalidad esta asignatura

Hace ahora un año, en este mismo blog (8 de febrero de 2008, “Educación para la Ciudadanía... y los Derechos Humanos”) expuse mi opinión en favor de esta asignatura, coincidiendo con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que rechazaba el recurso interpuesto por la Fundació Abat Oliva, I-Cristians y la Associació de Juristes Cristians de Catalunya contra el decreto de la Generalitat que la desarrolla.

Como dije en aquel momento, se me hace muy difícil llegar a entender los motivos de la animadversión respecto la materia en cuestión, sobre todo si tenemos en cuenta que de su contenido únicamente se desprenden una serie de conceptos que tienen que ver con la libertad, la democracia, el diálogo, la igualdad...

Una vez más me pregunto qué sociedad que se considere avanzada y justa puede obviar estos conceptos, fundamentales en la educación de sus hijos/as, para la consolidación del Estado de Derecho, para la consolidación de la propia Democracia.