DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A MI

¿Qué pensaríamos si supiésemos que miles de abogados hubieran abusado de los hijos menores de sus clientes?¿O que miles de médicos pediatras hubiesen aprovechado sus consultas para abusar de sus pequeños pacientes?¿Y si nos enterásemos de que miles de policías hubiesen abusado de menores a quienes debían proteger?

¿Y cómo entenderíamos que los máximos responsables de estos colectivos, sus superiores, se limitaran a trasladar a los acusados a nuevos destinos, donde aún podrían tener contacto con menores, y permitieran la ocultación de estos actos? ¿Entenderíamos el encubrimiento?

¿Qué opinión nos merecerían estas profesiones? ¿Qué castigo pediríamos para los culpables?

¿Tiene la Iglesia Católica bula en este tema? ¿No son, si cabe, aún más graves los abusos en el seno de la Iglesia Católica? ¿No son suficientes los 3000 casos de abusos sexuales a menores que reconoce la propia Iglesia estar investigando para generar una opinión al respecto?

¿Es suficiente castigo el reconocido por la propia Iglesia para el 60% de los casos en los que “no hubo proceso, pero se emanaron normas administrativas y disciplinarias, como la obligación de no celebrar misa, de no confesar, de llevar una vida retirada y de oración” (información ofrecida por el “promotor de justicia” del Tribunal de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Charles J. Scicluna en una entrevista publicada por la revista Avvenire )?

¿No es insultante?

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